Las elecciones con el sistema de primarias abiertas en los partidos políticos, tiene su fundamento en la participación, mediante el sufragio, de todos los ciudadanos, sean estos afiliados y no afiliados del partido, en las elecciones que los partidos políticos realicen para la nominación de sus candidatos en vista a las elecciones generales.

En nuestro país, este sistema, además de tener una fundamentación constitucional en el artículo 216, en virtud del bloque de constitucionalidad, según el cual, las normas de derecho internacional contenido en Tratados Internacionales de derechos humanos que hayan sido firmados y ratificados por nuestro país, tienen carácter constitucional, por lo tanto, se colocan al mismo nivel que las normas constitucionales. Es de este modo, que las normas y principios contenidos en estos tratados internacionales son de cumplimiento obligatorio por parte del Estado dominicano.

En ese sentido, y en ese orden de idea, los principios establecidos por la Declaración Universal de los Derechos Humanos y en la Convención Americana de Derechos Humanos, que en sus artículos 21.3 y 23.1 recogen el derecho político típico, el derecho a la participación política, a la integración de los ciudadanos en el proceso del poder, la primera, expresando que ‘‘la voluntad del pueblo es la base de la autoridad del poder público y se expresará mediante elecciones auténticas, por sufragio universal, igual y secreto, y la segunda, señalando que todos los ciudadanos deben gozar del derecho de participar en la dirección de los asuntos públicos, de votar y ser elegidos a través del sufragio universal, igual y secreto .

Estas normas de contenido internacional también forman parte de nuestro derecho interno por lo que también sirve de sustento al proceso democrático establecido en el sistema de primarias abiertas, por lo que además deben ser tomadas en cuenta al momento de pensar en la elección de este sistema de selección partidaria.

Aunque, en nuestro país, el tema ha suscitado múltiples discusiones y opiniones de todos los sectores, y debemos reconocer que por la experiencia de otros países que tienen este sistema , este es un proceso que tiene sus peculiaridades y sus complicaciones, pero está avalado por muchos años de funcionamiento en una de la más grande potencia del mundo que es EstadosUnidos, siendo este siempre un referente en cuanto a temas de democracia, justicia e institucionalidad.

Para esta nación , las elecciones primarias vienen a constituirse en una pre elección de candidatos con su pertinente pre escrutinio, como paso previo a la elección y escrutinio generales tanto para los cargos legislativos como para los administrativos y, en su caso, los judiciales.

Estas elecciones primarias se realizan conforme a las reglamentaciones de cada estado, organizadas y fiscalizadas por las autoridades electorales públicas y en los mismos locales que las elecciones oficiales. Los norteamericanos han bautizado las ‘‘primarias abiertas’’ como “open primary”, ya que precisamente se les llama así porque para participar en ellas no se necesita ninguna prueba o acreditación del enrolamiento o afiliación partidaria, ya que lo que particulariza a estas elecciones es que en ellas pueden participar todos los ciudadanos que integran el cuerpo electoral. En la experiencia estadounidense está vigente este sistema en la muchos estados como Michigan, Utah, Vermont, Washington, Wisconsin, Alaska, Minnesota, Montana y Dakota del Norte y ha sido aceptado dentro del ordenamiento jurídico de esta nación, que en la legislación estadual y en la jurisprudencia de las Cortes de Distrito y del Tribunal Supremo , han tenido y tienen, de las elecciones primarias como mecanismos institucionalizados para la mayor transparencia de los procesos electorales y de la nominación de los candidatos partidarios.

Es de esta forma que según esta experiencia y otras, podemos afirmar sin lugar a dudas que las elecciones primarias abiertas coadyuvan a legitimar la mediación representativa de los partidos políticos, dándoles mayor transparencia y credibilidad, vigencia y transparencia del sistema democrático .

La sociedad actual está decidida a empoderarse y ser un ente activo en las actividades y decisiones que inciden en la sociedad, de modo que este sistema inclusivo colabora a promover en el ciudadano una mayor credibilidad e interés por la política, al sentirse convocado a integrarse desde su origen al proceso electoral y, a través de este, a la vida política, porque puede y debe influir en la designación de los candidatos del partido de su simpatía cívica.

Pero si analizamos el sistema de primarias abiertas desde el punto del candidato, este le permite personalizar la elección de los candidatos, porque en un mundo en el que el hombre debe constituirse realmente en el fundamento, en el sujeto y en el objeto de la sociedad, la dignidad humana tiende a lograr su mayor realización en una creciente personalización de todas las relaciones sociales.

La personalización del candidato, permite una legitimación democrática amplia, tanto para la nominación de los candidatos en las primarias abiertas, como para su consagración como miembros del gobierno en las elecciones generales, atendiendo a la trascendencia extra partidaria del candidato y a su futura labor institucional en la consecución del bien público general, aquéllas no deberán planificar una ‘‘legitimidad de origen’’ que, trascendiendo lo partidario, encuentre su fuente más pura en la voluntad de todos los electores de la circunscripción o del distrito.

Para el ciudadano, el sistema de primarias abiertas, reporta ventajas como motivar e incentivar la participación del ciudadano, y como consecuencia se acrecienta en la vida partidaria, ya que no sólo participa en el acto de las elecciones generales, sino que fundamentalmente se siente participando en todo el proceso electoral, que se inicia con los precandidatos hasta llegar a los gobernantes elegidos, con todo lo que ello implica como modo de integración de los ciudadanos y la sociedad en los partidos políticos. Es importante destacar en este punto que más allá de la opinión partidaria, es preciso que desempeñe un rol primordial y protagonista la opinión de la gente, que es la que, en última instancia, decidirá en la contienda electoral.

Cuando el ciudadano se acrecienta en la vida partidaria, ya que no sólo participa en el acto de las elecciones generales, sino que fundamentalmente se siente participando en todo el proceso electoral. En ese punto, se sentirá parte de la solución, no del problema, un ente activo e importante en la toma de decisiones que marcan el rumbo de la sociedad.

Esto es importante resaltar y rescatar, ya que la notable ausencia de participación de los ciudadanos en la selección de los candidatos ha sido un elemento que ha colaborado en el detrimento de la confianza de los miembros de la sociedad en los partidos políticos y sus miembros. En este escenario el ciudadano común se siente realmente un convidado de piedra y, a la vez, impotente y resignadamente obligado a firmar una especie de contrato de adhesión ante la imposición de los candidatos por el partido; candidatos que él no pudo seleccionar y que otros designaron por él, lo cual le quita la indispensable libertad y el interés en un proceso electoral gubernamental en el que percibe como alienante su intervención.

Mediante el voto de los ciudadanos no afiliados, las primarias abiertas constituyen un mecanismo concreto de participación popular en los partidos políticos que ayuda a crear y acrecentar en éstos la adhesión ciudadana, tendiendo también a la real democratización de la vida partidaria, ya que es preciso que la voluntad popular se manifieste no sólo en la formalidad de las elecciones generales, sino también en la nominación de los candidatos, alcanzando así una solución de protagonismo social a los conflictos del internismo que originan las candidaturas, surgidas muchas veces más que por la voluntad lúcida de la dirigencia, por la imposibilidad de soslayar candidatos de compromiso que la actividad partidaria impone inexorablemente en cumplimiento de una especie de ley de las recíprocas donatividades.

En ese mismo orden de ideas, las elecciones primarias abiertas coadyuvan a legitimar la mediación representativa de los partidos políticos, dándoles mayor transparencia y credibilidad, pues no debemos olvidar que tanto la soberanía popular, como la representación política y los partidos políticos que la mueven, constituyen tres presupuestos ineluctables de un auténtico régimen democrático. Esto requiere necesariamente un replanteamiento de la función mediadora de los partidos políticos, análisis que, bueno es recalcarlo, deberá realizarse desde los requerimientos de la sociedad y tener la perspectiva social, más que desde los compromisos o encapsulamientos partidarios, dígase la perspectiva partidaria, en la búsqueda de una mayor eficiencia en la relación dialéctica entre sociedad y partido.

Se busca ofrecer una relativa novedad, eficiente y útil a la ciudadanía, a través de la legislación que se propone, con los fines de optimizar el proceso de representación y oxigenar por dentro, por vía indirecta los partidos políticos, que deben ofrecer el mejor programa y los mejores hombres para la futura actuación política.

Esta propuesta de la celebración de elecciones con primarias abiertas, se está presentando en momentos en los que en la sociedad dominicana existe una muy profunda sensación no sólo de incredulidad y desencanto, sino también de deseo de modificación y deseos de novedades eficaces para una mejor realización de la vida política nacional y un mejor cumplimiento de los fines del Estado, siempre dentro del marco de la vida democrática que tanta sangre y lagrimas ha costado a nuestro país y que es el pilar sobre el que descansa nuestro orden constitucional y legal.